Estuvimos un par de horas con ellos, nos dimos una vuelta con el recién llegado por los alrededores de la protectora, ya que había llegado con MRW esa misma mañana. Después de una revisión con analítica incluida nos fuimos para casa.
Sabíamos que no iba a ser fácil, que una acogida es complicada, que el perro puede venir con traumas, miedoso, asustadizo... pero realmente estábamos decididos a hacerlos, a crecer ayudando a un animal y así darle una oportunidad como en su momento dimos a Jack adoptándolo de la perrera.
Con un poco de sacrificio creceremos como personas y veremos salir adelante esperemos que a muchos galgos y que todos los que pasen por aquí se queden cerca para poder visitarlos de vez en cuando.
Nuestra primera impresión:
Max, delgadísimo!! Pobrecito lo que habrá tenido que pasar... Nos mirábamos el uno al otro encantados con poder colaborar y ayudar, pero tristes por ver en las condiciones que estaba y sabiendo que no es de los que peor llega.
Una vez en casa observarlo y observarlo y tratar de que nuestro fiel amigo Jack no le agobiase demasiado, intentado que respetara el espacio del recién llegado. Miles de preguntas en mente, por que le habrán abandonado, quien habrá sido el desalmado, aguantará sin hacerse pipí en casa o en el primer descuido levantará la pata y se meará???
Los primeros días pensábamos que iban a ser más duros pero la verdad es que Max es fantástico, tubo en pequeño desliz en la entrada pero por lo demás es perfecto en casa, no ladra, no se hace pipí y es de lo más tranquilo. Ah!!! y le encantan los mimos y que le rasquemos!!!
El día a día:
Dispuestos a que no hubiese pipís en casa no deseados, hemos montado unos turnos para que salgan, corran, se cansen y hagan sus necesidades los primeros días algo más intensos. Salen 4 veces al día, dos de las cuales hacen 2 km y medio corriendo una con cada uno (mañana y noche), por la tarde toca relacionarse así que al correcan a relacionarse con los amigos caninos que hay que sociabilizarse y a medio día un pipí rápido antes de comer. De ésta forma hemos conseguido que duerman y descansen en casa, no armen follón y no se hagan pipí en casa. Más que nada por Max porque nuestro fiel amigo Jack aguanta lo que no está escrito!! Pero también es mucho más activo y necesita correr y cansarse para que luego en casa deje tranquilo al recién llegado...
Al tercer día de la llegada nos dimos cuenta de que Max tenía muy mal las uñas, así que nos tocó visita rápida al veterinario para que le cortasen todas las uñas. En resumen... vino con la pata vendada ya que una de ellas estaba completamente rota motivo por el cual no nos habíamos atrevido a tocarlas nosotros.
Las escaleras fueron una odisea desde el principio. Vivimos en un ático y el ascensor para medio piso por encima o medio piso por debajo, por lo que sí o sí Max debía aprender o a subir o a bajar escaleras. Decidimos que subirlas era más fácil por lo que durante la primera semana subíamos para coger el ascensor y subíamos para entrar en casa. Ya es todo un máquina las sube como si nada, pero dentro de casa no lo hace por que sabe que luego ha de bajar y se queda abajo llorando para que bajemos!! Tocará enseñarle a bajar!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario